El Campo Oliva es una enorme extensión de dehesa que ofrece una variada gama de matices paisajísticos donde el monte bajo hace que predominen los tonos verdes, los grises y los pardos. Estamos ante una de las consideradas mejores dehesas del mundo. Adentrarse en ella, es entrar en un mundo aparte, un bosque encantado donde el paisaje, la tranquilidad y los vestigios del pasado que a lo largo de los tiempos han ido dejando nuestros antepasados, completan una oferta inigualable para los sentidos. El Campo Oliva es además una herramienta de aprendizaje única de nuestro pasado reciente, 10.300 hectáreas de museo natural donde podemos hacernos a la idea de cómo era la vida en el campo observando los numerosos chozos aún en pie, los hornos, los molinos, las fuentes o los antiguos cuarteles. Edificaciones que fueron construidos siguiendo el modelo de la arquitectura popular, donde la piedra y el barro constituyen la base de estas “obras de arte”. Todos estos elementos que el visitante podrá ir descubriendo a lo largo de estas rutas complementan más si cabe el encanto del recorrido.
Las numerosas rutas que pueden realizarse en la dehesa y las infinitas posibilidades de ocio y deporte activo que puede ofrecer la convierten en la mayor riqueza turística y natural de la zona.

La encina y la jara son los grandes protagonistas en cuanto a la flora, y en lo que respecta a la fauna son muy diversas las especies que se pueden admirar. Entre ellas destacan la importante comunidad ornitológica, siendo un entorno de gran calidad para el avistamiento de aves. Especies rapaces, cigüeñas, la garza, la garzilla bueyera o la perdiz entre otras. Entre los mamíferos, los conejos, liebres, jabalís o meloncillos son algunas de las especies más comunes. Un conjunto de flora y fauna que hace única en el mundo esta dehesa.

Quienes la visiten podrán apreciar el respeto que los ciudadanos han demostrado a lo largo de su vida a esta naturaleza y cultura.

¡Sumérgete y disfruta!